¿Te has encontrado alguna vez diciéndote en voz callada lo mucho que tienes que mejorar? ¿No te ha ocurrido que a veces te has visto envuelto en una vorágine incontrolable de pensamientos y emociones? Seguramente sí. Y es normal. Es algo universal. Corresponde a lo que llamamos el Diálogo Interior.
El Diálogo Interior es el conjunto de pensamientos y emociones que operan dentro de nosotros y que condicionan la manera en que vivimos nuestras experiencias.
Este diálogo interno se sostiene principalmente sobre dos patas, las creencias limitantes y el Ego, y aprender a desenvolverse en ellas es la tarea principal de todo aquél que quiera alcanzar sus metas y empezar a sentirse bien, en paz, feliz.
Cuando un tenista juega un partido hace frente a dos juegos. El interno y el externo. Dijo Timothy Gallwey, excapitán del equipo de tenis de Harvard y padre del coaching moderno.
El juego externo todos lo conocemos. Pero, ¿Qué hay del interno? ¿Qué hay de todas esas vocecillas de nuestra mente que afectan al rendimiento deportivo?
El tenis es un deporte que requiere de una enorme fortaleza psicológica por dos razones. Primero porque que el tenista está sólo en la pista. Y segundo porque cualquier tipo de pensamiento puede tener un impacto enorme en la precisión del juego.

De tal forma que pensamientos tipo “No puedo ganar”, o “el rival es mejor que yo”, o “estoy agotado” acaban afectando a la actitud del tenista, a su juego interior, con nefastos resultados en su juego exterior. Hoy en día sabemos que el Diálogo Interior (juego interior) afecta a nuestra salud, a nuestras relaciones, a nuestro trabajo y a cualquier objetivo que queramos alcanzar en cualquiera de las esferas de nuestra vida.
Las creencias que limitan nuestro Diálogo Interior
“Los pájaros nacidos en una jaula creen que volar es una enfermedad” Alejandro Jodorowsky.
Una creencia es una idea que está fuertemente arraigado en nuestra psique y que pensamos que damos por cierta, sin llegar a plantearnos si realmente lo es. Por ejemplo, “todos los hombres son infieles”, “no sirvo para hablar en público”, “siempre he sido una persona muy tímida…”
La principal consecuencia es que nos pueden limitar a la hora de poder evolucionar, ya que no es posible desarrollarnos o adaptarnos si partimos de la premisa de que en realidad no podemos hacerlo.
Una de las mejores formas de poder detectar nuestras creencias limitantes es utilizar el cuestionario del Albert Ellis y el inventario de pensamientos automáticos de Ruiz y Luján.
El Ego
Vivimos en el pasado y en el futuro. O al menos, lo hace nuestra mente. De repente nos quedamos anclados sintiendo intensamente la tristeza, o la decepción o la frustración… por un acontecimiento que ya ha ocurrido. Y nuestra experiencia de vivir se vuelve triste, decepcionante o frustrante.
Y tan pronto como salimos de ese estado de ánimo nos encontramos angustiados y paralizados por el miedo al futuro. A la incertidumbre. Al qué será de mí… y el miedo al futuro va poco a poco influyendo en nuestras experiencias presentes.
El Ego no es sino nuestro falso Yo. La falsa identidad (emociones y pensamientos) con la que nos identificamos constantemente. Es el origen de los pensamientos negativos.
Sentimos rabia por una discusión y nos enfadamos, llevando ese enfado con nosotros al trabajo. Entonces nos es muy difícil concentrarnos, y el rendimiento cae. Y tampoco somos capaces de ver las nuevas oportunidades o los nuevos retos que vienen. Estamos demasiado ocupados enfadados. No estamos donde tenemos que estar.
De esta forma nuestra mente va elaborando una serie continua de pensamientos desordenados que se convierten en parte de nuestro ruido mental, infectando nuestro día a día con pensamientos y emociones negativas.
Una de las mejores formas de aprender a gestionar nuestro Ego es mediante la práctica del Mindfullness, por la cual hacemos un esfuerzo consciente para mantenernos en el presente. Constituye una poderosa herramienta a la que acudir cuando nos veamos envueltos en una espiral de pensamientos obsesivos.

Todos nosotros podemos aprender a gestionar el Ego y nuestras creencias limitantes. A gestionar nuestro Diálogo Interno. De esta forma conseguiremos elaborar pensamientos positivos que aumenten nuestro rendimiento y que nos ayuden a salir del desánimo, del yo no puedo, del no soy capaz, y del yo no merezco.
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