¿Te has planteado alguna vez cómo tratas a los demás? ¿Eres una persona que tiende a imponer sus ideas? ¿O por el contrario sueles huir del conflicto?
Tomar conciencia de cómo tratas a los demás te permitirá saber qué es lo que ocurre con nuestras relaciones para ver si podemos mejorarlas. Todo es cuestión de comunicación.
Tal y como se define, la comunicación es la capacidad que tenemos de transmitir la información relacionada con nuestros pensamientos, emociones y sensaciones. Y, aunque cada persona tenga su propia manera de transmitir, podemos clasificar la comunicación en 3 estilos diferentes: agresivo, asertivo y pasivo.
Bien es cierto, que nadie se comunica completamente de manera agresiva, asertiva o pasiva, sino que los estilos van variando en función del interlocutor, el tema y el contexto en que nos encontremos. No es lo mismo estar hablando con nuestro jefe que con nuestra familia, y es muy diferente hablar de política que de deportes.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que por norma general tenemos un estilo que prevalece sobre los otros dos, y que dependiendo de cuál sea, facilitará la construcción de relaciones o nos impedirán crear vínculos con otros seres humanos.
Conocer los 3 estilos de comunicación te ayudará a tomar conciencia de cómo tratas a los demás para hacernos responsables de nuestras relaciones.
Tratar a los demás forma agresiva
Los individuos que utilizan esta manera de comunicarse suelen intentar imponer su criterio como manera de camuflar su inseguridad y para poder conseguir sus objetivos. Son personas que no tienen en cuenta las ideas ni los sentimientos de otros y que se relacionan con los demás mediante el miedo.
Algunos de sus comportamientos son: enfados, visión catastrofista de una situación,
acusaciones, intimidación, amenazas…

Estas personas utilizan expresiones del tipo “tienes que…” o “debes de…” o “no voy a consentir que…” originando en el interlocutor que aparezca la emoción del miedo que bien le bloquea, bien acaba por obedecer o bien por alejarse de la situación. Esta conducta provoca que la otra persona se sienta frustrada, humillada y rechazada. En ningún caso, esta manera de tratar a los demás puede crear o fortalecer los vínculos afectivos.
Relacionarse de manera pasiva
En el lado opuesto a la comunicación agresiva encontramos la pasiva. En este caso los individuos, caracterizados por tener una autoestima bajo, evitan a toda costa el conflicto con otras personas, adoptando un comportamiento sumiso y obediente.

A la hora de interactuar, son personas inseguras, dudosas, que rara vez intervienen en la conversación, que no les gusta llamar la atención y que dócilmente cambian de opinión para evitar la confrontación.
Como dijo Aristóteles: “la virtud está en el término medio”.
Su constante necesidad y preocupación por agradar a los demás les suele llevar a sentirse invadidos y no respetados, llegando incluso a actuar contra ellos mismos. La comunicación pasiva tampoco es la adecuada ya que resulta perjudicial para la que interactua de manera.
Comunicación asertiva
Esta forma de comunicación se encuentra en mitad de los polos opuestos de agresividad y pasividad y es propia de individuos con una autoestima adecuada.
A la hora de interactuar, las personas asertivas defienden sus propios intereses e ideas a la par que respetan las de los demás, buscando siempre estructuras comunicativas beneficiosas y sencillas para ambas partes.
Los asertivos saben muy bien escuchar, tienen mucha empatía y son muy adaptables a los diferentes contextos e interlocutores. Rápidamente se sienten cómodos en las distintas situaciones comunicativas y generalmente, suelen utilizar un lenguaje verbal y no verbal de posición y reafirmación (“yo creo…”, “yo pienso…”).
Esta manera de comunicar es la más adecuada ya que ambas partes se benefician y enriquecen. La comunicación asertiva es la forma adecuada para poder crear y desarrollar vínculos afectivos entre las personas.
Construir nuevas relaciones
Todos tenemos una tendencia a comunicar de un determinado estilo. Cómo tratas a los demás afecta a nuestras relaciones. Sin embargo, ahora podemos reflexionar sobre la manera que nos comunicamos y si estamos construyendo relaciones positivas. Desarrollando la empatía, el respeto y la escucha activa, podemos crear estrechos lazos con las personas para que ambas partes se vean beneficiadas.
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